El marketing y la inteligencia emocional

¿Por qué algunas personas tienen más facilidad que otras para expresar con palabras sus propios sentimientos? La capacidad de pensar, de planificar, concentrarse, solventar problemas, tomar decisiones y muchas otras actividades cognitivas indispensables en la vida pueden verse entorpecidas o favorecidas por nuestras emociones.  En esencia, toda emoción constituye un impulso que nos moviliza a la acción.

Y vinculando este tema con el mundo del marketing, aquellos que nos dedicamos a la publicidad, necesitamos entender como se «activa» el cerebro antes los estímulos, cuáles son las emociones, qué es lo que se mueve en la mente del consumidor, y lo más importante, como predecir esta conducta para poder llegar al éxito. Esto es lo que estudia el neuromarketing. La estrategia de marca, hoy en día, pasa por el conocimiento del cerebro humano: qué siente el consumidor, que piensa de nosotros y que necesita.

Todo esto me ha recordado a una escena de la película La vida es bella, donde  Roberto Benigni dos da una lección magistral del dominio de la inteligencia emocional y el poder de la persuasión. La percepción llega a nosotros a través de los sentidos, no solo con la visión sino también con el comportamiento y tiene grandes implicaciones estratégicas, ya que los consumidores toman sus decisiones basándose en lo que perciben. Vean pues cómo presentar un producto para conseguir que el cliente pida lo que el camarero desea.

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